Nos adentramos en el inframundo de Teotihuacán y conocemos a los magos que fundaron la ciudad gracias a las últimas evidencias arqueológicas
Lourdes Gómez – @Lourdesgm13 – Los orígenes de Teotihuacán son, todavía hoy, un misterio. Llegando a alcanzar los 150.000 habitantes en su época de máximo esplendor, hace unos 1500 años, este imponente complejo arqueológico ubicado a cincuenta kilómetros de Ciudad de México fue la urbe más importante de la historia prehispánica. Hace quince años, muy cerca del templo de la Serpiente Emplumada, la lluvia otoñal dejó al descubierto la entrada a un espacio desconocido hasta el momento. Sergio Gómez, arqueólogo del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México, fue el primero en descolgarse por aquel boquete que se adentraba en las entrañas de la tierra.
Los descubrimientos en el túnel a lo largo de ocho años de trabajo ininterrumpido han convertido al proyecto Tlalocán, camino bajo la tierra, que dirige Sergio Gómez, en merecedor de premios tan importantes como ser considerado uno de los diez mayores hallazgos arqueológicos del mundo por la Academia China de Ciencias Sociales, en Shangai.
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Sergio Gómez trabajando en el túnel. Fotografía cedida por Sergio Gómez.
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En este tiempo se han recuperado más de cien mil objetos, material todavía en proceso de análisis, estudio y clasificación. Aunque sin duda, las piezas más importantes son cinco esculturas que podrían estar representando a los fundadores de Teotihuacán. En palabras del investigador Sergio Gómez, a quien tuve la oportunidad de entrevistar: “son cuatro esculturas que hemos encontrado al final del túnel. Originalmente debieron haber sido cinco; de la quinta, la de mayores dimensiones y correspondiente a un personaje masculino, solamente tenemos fragmentos, ya que fue destruida por los mismos teotihuacanos, que después dispersaron los restos”.
Uno de los hallazgos más fascinantes fue encontrar junto a las esculturas elementos que parecen indicar que las personas a las que representan practicaron la magia y la adivinación. El director del proyecto explica: “cuando las extrajimos del túnel, nos percatamos de que llevaban algo atrás pegado. En principio no sabíamos qué era; sin embargo en el laboratorio, cuando se fueron limpiando, nos dimos cuenta de que traían diversos objetos de jade, discos, espejos de pirita, etc. Estamos proponiendo que, probablemente, sean piezas que se utilizaban para hacer trabajos de magia y adivinación. En lengua náhuatl se llaman teomamas. Los teomamas eran los portadores de los bultos sagrados. Iban al frente de las migraciones y eran los poseedores de los dones de la geomancia, los que determinaban dónde se iba a fundar un nuevo lugar. Por esa razón creemos que estas esculturas podrían representar a los guías, a los conductores de las peregrinaciones que finalmente determinaron dónde debía fundarse Teotihuacán”.
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Teotihuacán. Fotografía Lourdes Gómez.
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Han sobrevivido tres esculturas de mujeres, de 65 centímetros de altura, y otra de un hombre de unos 50 centímetros. Elaboradas en piedra verde, las femeninas lucen falda y una especie de capa, mientras que la masculina aparece desnuda. “La estatua del hombre y una de las femeninas se encontraron de pie, mirando hacia el oriente, y las otras dos debieron estar originalmente una en el lado norte mirando al sur y la del sur mirando hacia el norte. Las cuatro esculturas debieron dirigir su mirada hacia un punto que es, precisamente el eje vertical de la pirámide de la Serpiente Emplumada, el axis mundi -eje del mundo-, que también es un conducto imaginario que conecta el inframundo con la tierra y el plano celeste. El hallazgo de estas esculturas nos ha dado la pauta para proponer que, probablemente, sean la representación en piedra de personas que están asociadas con los orígenes de Teotihuacán”, asegura Sergio Gómez.
En el túnel habitaba Tláloc, deidad de las aguas profundas del inframundo y de las que caen del cielo. En estos años de excavaciones se han encontrado decenas de objetos en los que aparece representada esta deidad que está asociada a la fertilidad y a la abundancia.
Los antiguos habitantes de Teotihuacán accedían al túnel por el mismo punto por el que lo hacen los investigadores del INAH. La profundidad a la que se ubica el conducto coincide con el nivel freático, donde existe una acumulación de agua subterránea. “Los teotihuacanos tenían interés en localizar la capa freática porque corresponde, en términos simbólicos, al agua del inframundo, al agua sagrada”, apunta el investigador. Concebían el inframundo como un lugar oscuro, frío y húmedo, “que en la cosmovisión mesoamericana tiene ríos, lagos, montañas y hasta su propio cielo. Por ello, cuando los teotihuacanos excavaron el techo del túnel lo impregnaron con un polvo mineral brillante para representar las estrellas de la bóveda celeste del inframundo”, añade. En la zona inferior, tallaron montañas en miniatura y practicaron pequeñas cavidades que representarían los lagos del inframundo. “En estos huecos localizamos evidencias de mercurio líquido, que habrían depositado los teotihuacanos para recrear el agua del inframundo”, señala.
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Una de las estatuas aparecidas en el túnel. Fuente: INAH.
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Desde 2003, cuando el túnel salió a la luz, han sido muchas las hipótesis que se han esgrimido acerca de su funcionamiento. Una de las hipótesis es que se tratara de la tumba de algún gobernante; sin embargo, tal y como explica el director del proyecto, “después de varios años no hemos localizado ningún resto óseo ni ninguna sepultura, pero tenemos evidencia de que los teotihuacanos extrajeron algo muy pesado de su interior, probablemente los restos de alguna persona que había sido sepultada previamente ahí. La gran cantidad de ofrendas que hemos encontrado, de materiales valiosos traídos de lugares tan lejanos como Centroamérica, el norte de México o Arizona, por ejemplo, nos indican que se trató de un depósito muy importante y por esta razón estamos planteando que, probablemente, alguien estuvo ahí sepultado pero fue extraído por algún motivo”. El inframundo, de hecho, estaba directamente relacionado con los rituales de transmisión de poder: “se accedía al túnel para obtener la investidura por parte de las divinidades del inframundo, que son las que aportaban al gobernante el poder para tomar las grandes decisiones en el mundo terrenal”, añade el científico.
Fuente fotografía de apertura: facilitada por Sergio Gómez.
Fuentes del texto: entrevista de Lourdes Gómez a Sergio Gómez.