Editorial de Lourdes Gómez sobre la audiencia ovni en el Capitolio de Estados Unidos:
Hoy todos hablan de los ovnis. No del estudio del fenómeno, si no de ese mito gracioso para el público general que tan útil es para llenar los medios de comunicación durante el verano. Los que no han vivido de cerca este tema se ríen de las declaraciones del ex agente de Inteligencia David Grusch sobre naves recuperadas por Estados Unidos así como restos biológicos no humanos, y comparten los memes que inundan la red con rostros risueños de ufólogos que se sienten llenos de orgullo porque creen que por fin están recogiendo los frutos de la difícil siembra que han realizado por años. Los principales espacios de radio y televisión están como locos llamando a expertos en la cuestión, para llenar sus espacios con el último tema viral, y los investigadores tienen la adrenalina por las nubes, sintiéndose el centro de atención y olvidando que los periódicos de hoy irán a la basura mañana. Y es que, para los que llevamos años estudiando el tema, es una gran tentación lo que está sucediendo en Estados Unidos. Después de tantas penurias, tantos kilómetros en carreteras solitarias, tanto dinero en viajes, tanto tiempo escuchando relatos de cuerdos y locos, tantas risas de cercanos y ajenos… después de tanta incomprensión… es muy fácil caer en la tentación de considerar que estamos al final del camino. Que la gran noticia está a la vuelta de la esquina. Que nuestro trabajo será recompensado con reconocimientos públicos. Y no, queridos compañeros, eso no ha sucedido ni está cerca de suceder. Si todos habéis visto el mismo video que yo, las declaraciones de David Grusch están acompañadas de la risa nerviosa de la profesional que le está cuestionando. David Grusch no llegó al Capitolio con un ovni bajo la manga; llegó con un testimonio que nos impresiona, pero no tanto como para que los representantes del Congreso que estaban allí presentes dieran un golpe sobre la mesa y tiraran del testimonio de Grusch para poner ante los ojos del mundo esas naves de otros mundos con las que han llevado a cabo tecnología inversa. Siempre es lo mismo: el doble filo de la navaja. Testimonios solventes pero sin pruebas definitivas. Como la frase del Gatopardo de Lampedusa: cambiarlo todo para que todo siga igual. A pesar de las audiencias públicas, de los testimonios de pilotos militares, de los videos desclasificados, de los globos chinos, de la supuesta transparencia… Todo sigue igual. Seguimos sin saber la verdad sobre la historia oculta de los ovnis desde mediados del siglo XX hasta la fecha. Seguimos en la ignorancia sobre lo que realmente saben los militares sobre Fenómenos Aéreos Sin Identificar. Y seguimos, que es lo peor de todo, sin darle importancia a todo el camino recorrido por la ufología civil mundial hasta la fecha. Sintiendo que nosotros sabemos menos que ellos, y eso no es verdad. Puede que no sepamos de sus estudios ufológicos, pero sabemos demasiado sobre ovnis y ocultación, sobre llegar a callejones sin salida porque ellos los cierran cuando nosotros llegamos demasiado lejos… Y sabemos, también, que el fenómeno ovni es mucho más que algo físico, es algo más que la recuperación de material… Es, sobre todo, algo que influye en nuestra mente, en nuestra evolución como especie, en nuestra espiritualidad. No, estimados amigos, ni David Grusch, ni Luis Elizondo, ni nadie ha conseguido aún cambiar las cosas de verdad. Seguimos, de momento, sin ser profetas en nuestra Tierra.
Por Lourdes Gómez, periodista del misterio que lleva toda la vida dedicando su tiempo a las fronteras del conocimiento actual.