La Fundación Palarq ha otorgado su Premio Nacional de Arqueología y Paleontología al proyecto Construyendo Tartessos, en el que se incluye la excavación del yacimiento tartésico del Turuñuelo, enigmático espacio que fue sellado y abandonado tras un sacrificio ritual inédito y sin precedentes
Lourdes Gómez – @Lourdesgm13 – Desde la Fundación Palarq consideran que el proyecto Construyendo Tartessos merece su premio -dotado con 80.000 euros- por arrojar luz sobre una civilización que hasta hace poco tiempo era un mito, pero gracias al trabajo de los profesionales premiados se está convirtiendo en una realidad que es posible conocer. En dicho proyecto se enmarca el yacimiento tartésico del Turuñuelo, en Extremadura, cuya excavación ha puesto de manifiesto que alberga el edificio protohistórico mejor conservado del Mediterráneo occidental.
El Turuñuelo también es importante por las técnicas constructivas aplicadas a este edificio de dos plantas; en concreto, se aprecia -por primera vez en la Península Ibérica- mortero de cal para elaborar los sillares que componen la escalera que conecta la parte superior de la edificación con la zona baja. Pero sin duda, lo que ha despertado el interés de todo el público y, cómo no, de la comunidad científica, es el sacrificio ritual que se realizó en el patio: 52 caballos y otros tantos animales colocados de una manera teatralizada.
En palabras de la codirectora de la excavación, Esther Rodríguez, a quien he tenido la oportunidad de entrevistar en varias ocasiones, “a fecha de hoy y a falta del estudio de laboratorio, hay un total de 52 caballos, 4 vacas, 4 cerdos, un par de terneros y un perro. Todos fueron sacrificados, la gran mayoría siguiendo el mismo método. (…) No podemos dar por cerrada la manera en la que fueron sacrificados los caballos, no sabemos cómo los mataron ni si lo hicieron dentro del patio. El caballo es un animal muy nervioso, por lo que podemos pensar que a lo mejor los mataron fuera y luego los metieron en el patio, pero no lo sabemos. La colocación es teatralizada; algunos tienen los cuellos cruzados, otros una cabeza encima de la otra; uno lleva bocado de hierro y otro no, etc. (…) Los análisis de los huesos nos dirán si los caballos sufrían algún tipo de patología, si les dieron alguna planta que les adormeciera para que fuera más fácil sacrificarlos… hay un sin fin de lecturas que se pueden extraer pero hasta que no llevemos a cabo los análisis pertinentes no las podremos dar por cerradas”.
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La arqueóloga y codirectora de la excavación, Esther Rodríguez, trabajando en el yacimiento. Fotografía Lourdes Gómez.
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Hay que tener en cuenta que para el pueblo tartésico que habitaba el Turuñuelo el caballo era un símbolo de riqueza, por lo que llama mucho la atención que llevaran a cabo un sacrificio de esta magnitud; de hecho, en palabras de la científica, se trata “de un ritual inédito, no conocemos nada similar ni en la Península Ibérica ni en el Mediterráneo Occidental”.
La última excavación, la pasada primavera, arrojó otro misterio: la aparición de un esqueleto humano -posiblemente de género masculino- en el piso superior “apoyado en la pared, junto a una puerta, como si hubiese sido una especie de centinela que estuviera velando por proteger el contenido de una habitación que todavía no hemos excavado”, en palabras de la científica. Cabe destacar que en esta época se incineraban los cuerpos tras el óbito, tanto es así que la aparición de estos restos en un yacimiento de esta cronología es prácticamente única, no existe nada parecido. Habrá que esperar a la próxima campaña arqueológica para conocer el contenido de la habitación junto a la que ha aparecido este misterioso personaje.
Al yacimiento tartésico del Turuñuelo aún le falta mucho trabajo para que salga a la luz toda la edificación. Aún así, el buen hacer del equipo de científicos del Instituto de Arqueología de Mérida, un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas y la Junta de Extremadura, ha conseguido poner en valor este espacio de unos 2.500 años de antigüedad. Fue levantado hacia el siglo V a. C. por una civilización cuyo nombre evoca toda clase de mitos: Tartessos. Con ese término identificaban los griegos a los hombres que poblaban el suroeste peninsular. Pueblo avanzado, con amplios conocimientos sobre fundición de metales y con final abrupto. Su repentina desaparición ha generado todo tipo de teorías, incluida la relación de esta civilización con la Atlántida de Platón.
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Yacimiento tartésico del Turuñuelo. Fotografía Lourdes Gómez.
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Y ese abrupto final también tiene relación con el Turuñuelo. Se sabe que, al igual que en otros espacios como el templo tartésico de Cancho Roano -también en Extremadura-, los habitantes del lugar celebraron un banquete, realizaron el sacrificio de los animales y sellaron y abandonaron el edificio. En palabras de Esther Rodríguez, “en la ‘habitación del banquete’ han aparecido fragmentos de cabra, oveja, vaca, etc.; es la fauna que se consumió en lo que nosotros denominados ‘el banquete final’ y, además, hay una vajilla muy extensa, que nos habla de que allí debió llevarse a cabo un gran banquete, justo antes de la clausura del edificio”.
El motivo del abandono sigue siendo un misterio. Aunque históricamente se ha atribuido la crisis del cuatrocientos a la presión de los pueblos del norte, la científica asegura que “no se puede sellar un edificio como el Turuñuelo o Cancho Roano por sentirte presionado. Es un trabajo ingente. (…) Buscamos alternativas a esta lectura, que van de la mano de los cambios climáticos”. Piensan que un periodo continuado de intensas lluvias o gran sequía les podría haber llevado a esta situación.
Tendremos que esperar a las próximas excavaciones para conocer nuevos secretos del yacimiento tartésico del Turuñuelo, un espacio clave para entender Tartessos.
Gracias por el artìculo, es interesantìsimo.
La cultura de Tartessos es un gran enigma y vital para conocer mejor nuestro pasado. Es por todo ello que es uno de mis temas favoritos.
Muchas gracias a ti por ese interés en conocer nuestro pasado más remoto. Un saludo y bienvenido a Insólita Experiencia.