El 16 de septiembre se celebra la festividad de san Juan Macías, de quien se dice que era capaz de evitar, bilocarse, hablar con las ánimas del Purgatorio, curar a los enfermos y hacer que con poca comida pudieran alimentarse muchas personas.
Lourdes Gómez – @Lourdesgm13 – Cuando Juan Macías era pequeño y vivía en el pueblo donde nació, Ribera del Fresno (Badajoz, Extremadura, España), dicen que fue capaz de hacer levitar a un cerdo que se había caído en el interior de un pozo, todo con el fin de salvar a la criatura. Es solo uno de los muchos milagros que se le atribuyen a este fraile dominico que marchó desde España hasta Perú a comienzos del siglo XVII.
Pasó casi toda su vida en el convento de Santo Domingo en Lima, donde compaginó su cargo de portero con la ayuda a los más necesitados, labor que más le apasionaba en el mundo. Pronto se extendió su fama de santidad por toda la capital peruana, y es que cuentan que cuando el fraile bendecía la comida que llevaba consigo para repartir a los pobres, esta nunca faltaba, ya hubiera muchísimas personas a las que saciar o pocas.
Por Lima también corre la leyenda que dice que un comerciante de telas que se negó a ayudar a Juan Macías perdió toda su clientela de manera misteriosa. Cuando decidió colaborar con el fraile en la confección de ropa para los pobres, parece ser que su negocio volvió a tener éxito, como si de una bendición se tratase.
De Juan Macías también se dice que era capaz de hablar con san Juan Bautista -hecho que el propio religioso reconocía, añadiendo que recibía sus visitas desde que era niño- o con la Virgen María. En el transcurso de un sismo en Lima todos sus compañeros de convento salieron al exterior, para tratar de salvar la vida, sin embargo nuestro protagonista se quedó en la capilla. Dijo que escuchó a la Virgen decir: “fray Juan, ¿A dónde vas? Regresa y estate tranquilo que aquí estoy yo para protegerte”. Obedeció y sobrevivió al terremoto.
En cuanto al don de la levitación, uno de los hermanos del convento explicó que una noche entró en la capilla y se golpeó con algo en la cabeza. Al parecer, era el pie de Juan Macías, que estaba orando en mitad de un vuelo místico. Y si esto impacta, más aún el hecho de que igualmente se asegure que podía estar en dos sitios a la vez. En concreto, la tradición cuenta que estaba en la portería del convento y que al mismo tiempo se le podía ver en la capilla escuchando misa.
Es difícil enumerar los muchos milagros que se asocian con su figura, como la capacidad de ver a las ánimas del Purgatorio, curar a los enfermos -se habla especialmente de niños a los que fue capaz de sanar- o incluso después de fallecido (murió en Lima en 1645) del don de la incorruptibilidad, pues al parecer su cuerpo está momificado.
El milagro que le llevó a la canonización tuvo lugar en el municipio de Olivenza, en Badajoz (Extremadura, España) el 23 de enero de 1949. La cocinera de la casa parroquial del pueblo, viendo que aquel día no tenía más que una taza de arroz para alimentar a los pobres, se encomendó a Juan Macías diciendo: “ay beato, hoy tus pobres sin comida”, al mismo tiempo que ponía el arroz a cocinar.
Al poco, Leandra Rebollo, la cocinera, se percató de que había tanto arroz en la olla que estaba saliéndose del recipiente. Pronto el suceso comenzó a extenderse por el pueblo y desde la una a las cinco de la tarde fueron decenas y decenas las personas que pudieron ver cómo de la olla, cuando vaciaban el contenido, brotaban nuevos granos de arroz, como de la nada.
El milagro concluyó cuando hubieron alimentado a todos los pobres del pueblo. En esos momentos apartaron la olla de la cocina y cesó el prodigio. La Iglesia investigó el suceso, interrogando a los testigos y analizando algunos granos de arroz procedentes del milagro en distintos laboratorios de Badajoz, Valencia y Roma. Finalmente, el Vaticano aprobó este milagro y san Juan Macías fue canonizado en 1975.
Hace unos meses entrevisté a varios testigos de este último milagro. Podéis escucharlo en este enlace:
Cada 16 de septiembre los creyentes conmemoran la festividad de este religioso, que sigue envuelto en un halo de misterio.
Para más información: La Iglesia y sus enigmas, Ediciones Luciérnaga