martes, diciembre 5, 2023
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El caso Trinity seduce a Japón

El libro “Trinity, el secreto mejor guardado”, de Paola Harris y Jacques Vallée ha sido traducido al japonés. Este hecho demuestra el gran interés que tiene para los interesados de estas temáticas en todo el mundo el que está considerado como el primer estrellamiento ovni de la historia.

Recordemos que el pasado mes de julio Paola Harris estuvo presente en Ciudad de México en el marco del evento Global UFO Meeting para hablar del caso Trinity, y que fue durante este congreso cuando Harris hizo entrega a Jaime Maussan de la pieza que los testigos del caso aseguraron que habían extraído del objeto.

Como ya comentamos en esta página hace varias semanas, en 1945 los científicos del proyecto Manhattan vivían en San Antonio, en la época crítica del ensamblaje de la primera bomba nuclear. A pocas millas de Trinity se estrelló el ovni, y Trinity fue el escenario de la primera explosión nuclear de la historia. El 16 de julio de 1945, los militares probaron una bomba de plutonio en Trinity. El 16 de agosto de 1945, a pocas millas de allí, ocurre el primer accidente ovni de la historia moderna.

Aquel 16 de agosto, a 18 millas al noroeste de Trinity, en el rancho de la familia Padilla, se encuentran José, de 9 años, y su amigo Reme, de 7 años. La bisabuela de José era Mamá Grande, María Amada Chávez, jefe Apache Chirikawa. El territorio del rancho donde se estrelló el objeto, era un sitio sagrado apache. Si nos atenemos a las teorías del doctor en psiquiatría Néstor Berlanda, José provenía de un linaje chamánico, de una línea genética privilegiada para tener contacto con las otras realidades. Por otro lado, en relación con el punto exacto del accidente, Jacque Vallée asegura que era ocupado por tribus en la antigüedad y contiene imágenes, petroglifos en roca que podrían haber sido utilizados como portal místico al mundo espiritual. “místico o no, el lugar estaba destinado a servir de puerta a realidades desconocidas”, en palabras de Vallée.
Ese día, los niños estaban buscando una vaca que había tenido a su cría, a la que finalmente encontraron, y entonces escucharon una fuerte explosión. Reme afirma en sus entrevistas con Paola Harris que recordaron en ese momento el estallido de la bomba nuclear y pensaron que estaban haciendo pruebas de nuevo. En ese momento, vieron humo saliendo de un par de cañones más abajo. Fueron a ver qué estaba pasando. Descubrieron una enorme zanja en el terreno. Aumentó la temperatura en la tierra (la planta de los pies se sentía caliente en palabras del testigo), los matorrales estaban quemádose y descubrieron allí un vehículo sólido de función y tipo desconocido. Era un objeto en forma de aguacate con un orificio y había pequeñas criaturas moviéndose de un lado para otro, deslizándose. Tenían aspecto insectoide y sintieron lástima por ellos, escuchaban un sonido agudo que venía de ellos, como si estuvieran sufriendo. En ese momento empezaron a ver imágenes en sus cabezas, personas lanzándose de rascacielos, tormentas…. Este detalla Jacques Vallée lo interpreta en el libro como “un amable intento de comunicación entre el fenómeno y sus testigos”.
José quería acercarse pero Reme no, entonces deciden regresar a casa. Cuando llegaron a su hogar, José le contó a su padre lo del accidente ovni que habían visto. Tres días después, el padre de José y un policía estatal, Eddie Apodaca, amigo de la familia, van al lugar del accidente. Ya no estaba el objeto, parecía haber desaparecido. Empezaron a caminar y de repente lo vieron . Estaba cubierto de escombros. Los adultos entraron al objeto y lo que encontraron jamás se lo dijeron a los niños, aunque estos notaron un cambio de actitud en los adultos, como algo que les había impactado profundamente. Los adultos les pidieron que no comentaran con nadie lo que habían visto para que no tuvieran problemas. Mientras tanto, los niños vieron en el terreno marcas como de escoba, rastrillo… Y recogieron algunos restos como un trozo de metal que parecía papel, que poseía memoria de forma, pues lo arrugaban y volvía a su forma original; ellos afirman en sus entrevistas con Paola Harris que usaron este metal para reparar un cilindro de un pozo en una propiedad. También recogieron unos hilos, que José llama telaraña o cabello de ángel, que podría ser fibra óptica según algunos invetigadores. Ese cabello de ángel lo utilizaron en algunas casas de San Antonio para adornar el árbol de navidad; sin embargo, hasta el momento no han podido encontrarse muestras en la actualidad.
Posteriormente, los niños, trabajando otro día cerca del lugar del impacto, reparando unas cercas, regresan al lugar del impacto, ya sin adultos. Ahí descubrieron a militares recogiendo cosas. Los soldados iban y venían. El último día de los militares ahí trabajando, ellos ven cómo suben la nave a una enorme grúa. Ellos aprovechan un descuido de los militares para entrar al ovni, y se dieron cuenta de que muchos elementos habían sido removidos pero había un panel intacto unido a la pared curva del ovni, con un dispositivo que giraba, que fue el que arrancaron y se llevaron. Cuando sacan la pieza del ovni, José y Reme llaman a la pieza “tesoro”.
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