Amputación de dedos en el arte rupestre

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Surge un nuevo estudio que trata de explicar por qué en algunas pinturas rupestres de manos faltan dedos o falanges. Se trata de uno de los grandes misterios del arte más antiguo de la historia de la humanidad.

Lourdes Gómez – @Lourdesgm13 – En un artículo recién publicado en la revista Journal of Paleolithic Archaeology se trata de dar respuesta a uno de los mayores enigmas del arte rupestre: por qué algunas pinturas de manos no presentan algunos dedos o falanges. La respuesta que dan los investigadores -Brea McCauley, David Maxwell y Mark Collard, de la Universidad Simon Fraser en Canadá- no es nueva ni mucho menos, pues ya había sido expuesta con anterioridad: que se hubieran amputado estos miembros por motivos religiosos o rituales.

Aunque en su artículo los investigadores exponen las razones que fundamentan esta teoría, reconocen que les faltan más evidencias para demostrar su hipótesis. Una de las explicaciones que se ha dado a este fenómeno es que las personas que hubieran pintado sus manos -ya fuera el contorno o la palma completa, pues se dan los dos tipos de arte, positivo o negativo- hubieran perdido dedos o falanges por congelación. En este nuevo artículo, los expertos dicen que hay zonas cálidas donde es difícil pensar que se hayan podido perder miembros a causa del frío y, sin embargo, el arte rupestre muestra esta amputación de dedos.

Además, según el estudio, si nos atenemos a la historia de los antiguos -y actuales- pueblos de todos los continentes, existen más de un centenar de grupos que han practicado la amputación de dedos con distintos fines, desde motivos religiosos hasta castigos.

Hace pocos meses, un artículo publicado en la revista Science ponía de manifiesto que una mano plasmada en la cueva rupestre de Maltravieso (Cáceres, Extremadura, España) es, hoy por hoy, la pintura más antigua de la humanidad. La investigación estuvo liderada por la Universidad de Southampton y participaron algunas instituciones españolas como la Junta de Extremadura.

La datación se llevó a cabo mediante el método uranio-torio y expuso que hace 66.700 años aquella mano ya estaba pintada en dicha cueva. En palabras de Hipólito Collado, jefe de Arqueología de la Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura y presidente de la Federación Internacional de Organizaciones de Arte Rupestre (IFRAO), a quien tuve la oportunidad de entrevistar, “es una evidencia -y quizá lo más concluyente del estudio- que esa mano fue hecha por un neandertal. Hasta el momento las dataciones que teníamos solo llegaban hasta hace aproximadamente 40.000 años, época en la que en la Península Ibérica estaban conviviendo ambas especies, homo sapiens y neandertales. Lo que sí tenemos claro, o por lo menos no hay ningún dato arqueológico que diga lo contrario, es que en la fecha en la que se estaban haciendo las manos de Maltravieso no había ningún espécimen de nuestra especie en la península. En ese momento los únicos que estaban aquí, a fecha de hoy y según los datos que tenemos, eran los hombres de neandertal. Por tanto, si solo estaban ellos, los únicos que pudieron hacer esas representaciones de arte rupestre fueron los neandertales”.

Pintar manos es “una tradición que se extiende alrededor del mundo, pues encontramos representaciones de manos en todo el orbe desde época paleolítica hasta prácticamente nuestros días”, indica Collado, parte activa de esta investigación revolucionaria. Estas manos rupestres esconden muchos misterios y han sido centro de enconados debates arqueológicos. Uno de ellos tiene que ver con aquellas pinturas en las que solo aparecen cuatro dedos. Hay expertos que defienden que se daban amputaciones, como ocurre en la actualidad con la tribu Dani de Papúa Nueva Guinea, quienes celebran un ritual funerario en el que el chamán cercena falanges a los familiares del fallecido como señal de duelo. Otros estudiosos, por el contrario, creen poco probable que se cortaran conscientemente zonas de la mano, pues esta parte del cuerpo resultaba fundamental para cazar, recolectar, es decir, para su supervivencia.

Hay quienes señalan que algunas pinturas rupestres de manos con cuatro dedos podrían haber sido pintadas por artistas que hubiesen perdido falanges a causa del frío, mientras que una de las teorías más aceptadas aboga por considerar que nuestros ancestros se tapaban conscientemente el pulgar porque creían que en las paredes de las cuevas habitaban los espíritus. Si pintaban la mano completa podían quedarse atrapados entre ambas realidades, pero al no concluir el dibujo se permitían hacer peticiones de ayuda en la caza, sanaciones, o incluso ritos de paso de la niñez a la pubertad sin tener que abandonar del todo nuestra realidad.

Tampoco podemos dejar de señalar que estas manos podrían haber sido marcadores territoriales o incluso avisos de peligro, ya que según expertos como Hipólito Collado se han encontrado estos dibujos junto a pozos profundos. Y otro enigma a resolver: ¿fue la mujer la responsable del arte rupestre? Muchas de las manos que se han analizado biométricamente pertenece a mujeres, por lo que ellas pudieron ser, en el contexto de esas sociedades matriarcales ancestrales, las artistas y las chamanas de la prehistoria.

Fuentes y más información: Journal of Paleolithic Archaeology, PlanVE.

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